La endodoncia es uno de los tratamientos más eficaces para conservar un diente dañado por una caries profunda o una infección del nervio. Permite eliminar el tejido afectado, desinfectar el interior de la raíz y sellarla para evitar complicaciones. Aun así, en un pequeño número de casos, con el tiempo pueden reaparecer molestias o inflamación. Esto no significa necesariamente que el diente esté perdido: en muchas ocasiones, el problema puede solucionarse mediante una reendodoncia o, si no es posible, con una apicectomía.
Ambos procedimientos tienen el mismo objetivo —mantener la pieza natural—, pero cada uno se aplica en circunstancias diferentes. Conocer sus particularidades ayuda a comprender mejor las decisiones del odontólogo y a afrontar el tratamiento con mayor tranquilidad.
Por qué puede fallar una endodoncia
Las causas más frecuentes suelen estar relacionadas con la anatomía del diente o con factores difíciles de prever. Algunos conductos son extremadamente delgados o están curvados, lo que puede dificultar su limpieza completa. En otras ocasiones, pueden quedar restos de bacterias o producirse una nueva caries que vuelva a infectar el interior del diente. También es posible que el sellado del empaste o de la corona se deteriore con el tiempo, permitiendo la filtración de microorganismos.
Para determinar la causa, el dentista suele realizar una radiografía o incluso una tomografía de haz cónico, que ofrece una imagen tridimensional muy precisa. Este tipo de pruebas se utilizan también en otros procedimientos, como los descritos en el artículo sobre radiografías dentales: seguridad, tipos y cuándo se indican.
Qué es una reendodoncia
La reendodoncia consiste en repetir el tratamiento de los conductos radiculares del diente. Se retira el material de sellado anterior, se limpian de nuevo los conductos y se vuelven a rellenar cuidadosamente para eliminar cualquier resto de infección. Es un procedimiento algo más complejo que la primera endodoncia, pero ofrece muy buenos resultados cuando se realiza con las técnicas adecuadas.
El dentista suele indicar una reendodoncia cuando la infección persiste o reaparece, cuando el empaste presenta filtraciones o cuando una nueva caries afecta a la zona ya tratada. También se recurre a ella si se detectan conductos adicionales que no se localizaron en la primera intervención.
En algunos casos, el profesional utiliza un microscopio clínico que permite trabajar con mayor precisión y limpiar zonas que no eran accesibles antes. Si la estructura del diente está en buenas condiciones, las probabilidades de éxito superan ampliamente el 75 %. Tras el procedimiento, se suele colocar una nueva corona o reconstrucción que garantice el sellado y refuerce la pieza.
Qué es una apicectomía
La apicectomía es una pequeña cirugía que se realiza desde la encía para eliminar la parte final de la raíz y el tejido infectado que la rodea. Es la alternativa cuando no se puede acceder al problema desde el interior del diente o cuando persiste una lesión en el extremo de la raíz tras una endodoncia o una reendodoncia.
El procedimiento se lleva a cabo con anestesia local. El profesional levanta una pequeña parte de la encía, elimina el ápice y sella el extremo del conducto para evitar que las bacterias vuelvan a entrar. Después se sutura la zona y se dan instrucciones de cuidado postoperatorio.
Durante los primeros días puede aparecer una leve inflamación o sensibilidad al masticar, pero estas molestias se controlan fácilmente con medicación. Para aliviar la hinchazón de manera natural, es muy útil aplicar frío local sobre la zona externa de la mejilla en intervalos cortos de tiempo. Para ello, es recomendable este producto:
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Retomando lo referente a la apicectomía, es reseñable que la recuperación suele ser rápida, muy similar a la de otras intervenciones menores, como la extracción de los
cordales incluidos: cuándo extraerlos y recuperación.
Diferencias entre reendodoncia y apicectomía

Aunque las dos buscan salvar el diente, su enfoque es distinto. La reendodoncia se realiza desde dentro del diente, mientras que la apicectomía actúa desde fuera. La primera es menos invasiva y suele ser el paso inicial cuando hay posibilidad de acceder al conducto. En cambio, la apicectomía se reserva para los casos en que la infección se encuentra en el extremo de la raíz o cuando una estructura bloquea el acceso interno.
En ocasiones, ambos procedimientos se combinan: primero se limpia el interior con una reendodoncia y, si el problema no desaparece por completo, se elimina el foco restante mediante apicectomía. Esta combinación permite conservar dientes que, hace algunos años, se habrían extraído sin alternativa.
Cuidados posteriores y mantenimiento
Tras cualquiera de los dos tratamientos, es habitual que la zona tratada quede algo sensible unos días. Mantener una buena higiene y seguir las indicaciones del dentista es fundamental para evitar complicaciones. Se recomienda cepillar los dientes con suavidad, evitar alimentos duros del lado tratado y acudir a las revisiones programadas.
En el caso de la apicectomía, los controles radiográficos son importantes para comprobar que el hueso cicatriza correctamente. El éxito a largo plazo depende de un sellado adecuado del diente y de la prevención de nuevas filtraciones. Una corona bien ajustada y una limpieza regular ayudan a mantener el resultado durante años.
Cuándo acudir al dentista
Si un diente que ha pasado por una endodoncia vuelve a doler o presenta inflamación en la encía, es importante no esperar. También conviene consultar si aparece un pequeño bulto en la zona, signo de que puede existir una fístula o una infección persistente. Cuanto antes se diagnostique el problema, más sencilla será la solución y mayor la probabilidad de conservar el diente.
Conclusión
La reendodoncia y la apicectomía son dos procedimientos que permiten conservar dientes que, en otros tiempos, se habrían perdido. La odontología moderna ofrece herramientas de precisión, materiales biocompatibles y técnicas que aumentan notablemente las tasas de éxito.
Apostar por conservar un diente natural siempre es la mejor opción, tanto por funcionalidad como por estética. Las revisiones periódicas y una buena higiene son la clave para mantener los resultados y disfrutar de una salud bucodental estable durante muchos años.
Autor:
Staff
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