Notar que las encías sangran al cepillarse o al usar hilo dental es más común de lo que parece, pero nunca debe considerarse “normal”. Aunque a veces se trate de una irritación puntual, en la mayoría de los casos es una señal de inflamación o acumulación de placa bacteriana. Si no se corrige a tiempo, puede evolucionar hacia enfermedades más graves como la gingivitis o la periodontitis.
Las encías sanas no sangran. Por eso, identificar las causas y actuar desde las primeras señales es esencial para conservar la salud bucodental.
Por qué sangran las encías
El sangrado suele ser la respuesta del organismo a una inflamación provocada por bacterias. La placa bacteriana —esa película blanda que se acumula sobre los dientes— irrita la encía y desencadena una reacción inflamatoria. Si no se elimina con una buena higiene, se endurece y se convierte en sarro, lo que agrava el problema.
Además de la falta de higiene, existen otros factores que pueden favorecer el sangrado:
Cepillado insuficiente o demasiado brusco.
Uso incorrecto del hilo dental o de cepillos interdentales.
Cambios hormonales (embarazo, adolescencia, menstruación).
Medicamentos anticoagulantes.
Deficiencias vitamínicas, especialmente de vitamina C.
Estrés y disminución de las defensas.
Cuando la inflamación se limita a las encías, hablamos de gingivitis, una afección reversible si se trata a tiempo. Pero si el proceso avanza y afecta al hueso que sostiene los dientes, se convierte en periodontitis: síntomas, tratamiento y mantenimiento a largo plazo.
Cómo distinguir el sangrado puntual de un problema real
A veces las encías pueden sangrar de forma esporádica tras un cepillado más fuerte de lo habitual o por el uso de un cepillo nuevo. En estos casos, el sangrado suele desaparecer al cabo de un par de días. Sin embargo, si la molestia persiste, se acompaña de mal aliento o inflamación, lo más probable es que exista una gingivitis.
El sangrado frecuente, el enrojecimiento, la retracción de encías o la sensación de que los dientes están “más largos” son señales de que la enfermedad está progresando. También es común notar sensibilidad al frío o al tacto.
Consecuencias de ignorar el sangrado
Dejar pasar este síntoma puede tener consecuencias importantes. Con el tiempo, la acumulación de sarro bajo la encía destruye las fibras que sostienen los dientes, provocando movilidad y, en casos avanzados, pérdida dental. Además, se ha demostrado que la periodontitis está relacionada con enfermedades sistémicas como la diabetes o problemas cardiovasculares.
Por eso, aunque el sangrado parezca leve, lo recomendable es acudir al dentista para una revisión completa. El profesional valorará la profundidad de las encías y determinará si se trata de gingivitis o de una afectación más profunda.
Tratamientos profesionales

El primer paso para tratar el sangrado de encías es eliminar la placa y el sarro mediante una limpieza profesional o profilaxis dental. Este procedimiento permite reducir la inflamación y recuperar el tono rosado y firme de la encía. Si el problema es más avanzado, puede requerirse un raspado y alisado radicular para limpiar en profundidad las bolsas periodontales.
El dentista también revisará la técnica de cepillado del paciente y podrá recomendar productos específicos, como cepillos interdentales o colutorios terapéuticos. En algunos casos, cuando hay infección bacteriana importante, puede ser necesario un tratamiento con antibióticos.
Después de la limpieza, es habitual que las encías sigan sangrando durante un par de días, pero esta respuesta es temporal y mejora a medida que se reduce la inflamación. Para más información sobre este procedimiento, puedes consultar el artículo sobre limpieza profesional y mantenimiento: por qué no basta con el cepillado.
Hábitos diarios para prevenir el sangrado
El tratamiento profesional es la base, pero el cuidado diario es lo que garantiza la salud a largo plazo. Una rutina de higiene completa y constante ayuda a mantener las encías libres de inflamación.
Estas son las pautas más importantes:
Cepillarse los dientes al menos dos veces al día con un cepillo de cerdas suaves y técnica circular.
Usar hilo dental o cepillos interdentales para eliminar la placa entre los dientes.
Aplicar una pasta dentífrica específica para encías sensibles o sangrantes.
Complementar la limpieza con un colutorio sin alcohol con propiedades antisépticas y calmantes. Este es uno de los mejores:
LACER Clorhexidina Colutorio 500 ml es un enjuague bucal antiséptico indicado como apoyo en el tratamiento de la gingivitis y la periodontitis. Su fórmula a base de clorhexidina digluconato ayuda a eliminar las bacterias responsables de la placa dental y a prevenir su formación, ofreciendo una acción rápida y eficaz. Se recomienda su uso especialmente antes o después de procedimientos dentales, ya que contribuye a mantener la boca limpia y protegida. Además, al no contener alcohol, resulta menos irritante y más cómodo para un uso regular dentro de la rutina de higiene bucodental.
Reducir el consumo de tabaco, uno de los principales factores que agravan la enfermedad periodontal.
Aumentar la ingesta de frutas y verduras ricas en vitamina C y antioxidantes.
También conviene revisar el estado del cepillo: si las cerdas están abiertas o desgastadas, pierde eficacia y puede irritar las encías. Renovarlo cada tres meses es una medida sencilla pero esencial.
Sangrado de encías durante el embarazo
Durante el embarazo, las encías son más sensibles debido a los cambios hormonales. Es habitual que se inflamen y sangren con más facilidad, incluso sin que exista enfermedad periodontal previa. Este cuadro, conocido como gingivitis del embarazo, requiere una higiene minuciosa y limpiezas profesionales periódicas.
Si a ti también te ocurre y eres una futura madre, te recomendamos informarte acerca del cuidado dental en el embarazo: qué es seguro y qué no.
Cuándo acudir al dentista
Se recomienda acudir al odontólogo cuando:
El sangrado dura más de una semana.
Hay encías inflamadas, doloridas o retraídas.
Se nota movilidad dental o mal aliento persistente.
La encía presenta un aspecto rojizo o brillante.
El dentista podrá determinar si se trata de un problema reversible o si requiere un tratamiento periodontal más profundo. Cuanto antes se intervenga, más fácil será recuperar la salud gingival.
Conclusión
El sangrado de encías no es un simple detalle sin importancia, sino un aviso claro de que algo no funciona bien en la boca. Detectarlo a tiempo y actuar con constancia permite detener la inflamación y evitar consecuencias mayores.
Con una buena higiene, revisiones regulares y hábitos saludables, las encías pueden volver a estar firmes, rosadas y sin sangrado. Escuchar las señales del cuerpo es la mejor manera de conservar la sonrisa sana durante toda la vida.
Autor:
Staff
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